13 abril 2010

LLUEVE

Estos días de lluvia son buenos en la ciudad, lavan la suciedad acumulada en calles y aceras, pero a mí particularmente me trae recuerdos de la vida pueblerina, allá por la década del setenta en la ferretría y corralón de Lanzoni y Díaz en Urdampilleta. Primer lugar de trabajo de quien suscribe.
Los días de lluvia e invierno solíamos rodear la salamandra de hierro con una ronda de amargos bien cebados.
La mayoría de la gente que concurría a esas reuniones tenían que ver con las carreras de caballos(carreristas). Se contaban anécdotas, cosas que pasaban en las carreras, algún garrote (tramposo dice la zamba de Yuyo Montes) que se había corrido o se estaba por correr y así se pasaba el rato entre mate y mate. Y ni te cuento el día lunes, si el domingo anterior hubo carreras cuadreras, la pucha que se discutía lindo, las bromas, los gritos y las carcajadas se escuchaban a una cuadra de distancia.
Todo esto me trae mucha melancolía, pero recuerdo una frase que alguien escribió por allí:
“No llores porque las cosas hayan terminado, sonríe porque han existido"